El presidente de CEAMED (Centro Atlántico del Medicamento) Nicolás Díaz Chico explica en esta entrevista la trayectoria debe realizar la empresa para crear un fármaco antitumoral. Desde la selección de los productos naturales, pasando por la modificación y sintetización de los mismos, hasta las pruebas en animales y posteriormente en humanos.
Los primeros ensayos que hicimos sobre cáncer de mama humano datan del año 1978. Posteriormente hace ahora unos 20 años, nos comenzamos a interesar por el mundo de la inhibición del crecimiento tumoral mediante compuestos químicos. Nicolás Díaz Chico es catedrático de fisiología por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y siempre estuvo interesado en un tipo de cáncer en el cual el carcinógeno lo produce el propio ser humano. Estos tipos de cáncer son el cáncer de mama, el cáncer de endometrio, el cancer de ovario y el cáncer de próstata.
En todos estos casos los carcinógenos son hormonas que produce nuestro propio cuerpo. Éstas inducen una aceleración en la proliferación celular que eventualmente termina produciendo tumores. Nos dimos cuenta que teníamos una gran cantidad de profesionales de alto nivel y unos cuantos profesores e investigadores de Gran Canaria y Tenerife decidimos iniciar este camino de formar una empresa. La planificación inicial fue un poco utópica, pero poco a poco nos fuimos centrando en lo que mejor sabíamos hacer. Diseñar compuestos químicos y probar su actividad tanto en células como en animales.
Partimos siempre de productos naturales que vamos modificando, diseñando y perfeccionando para tener buenos productos que sean útiles para el tratamiento contra el cáncer humano. Nuestro fuerte es la síntesis química. Comenzamos con un grupo de la universidad, el Consejo de Investigaciones Científicas y del Instituto de Productos Naturales para generar los primeros productos. Pero luego la empresa empezó a modificarlos de una forma que ya no era académicamente interesante. Cuando intentas ir avanzando en generar productos no se puede publicar y la academia necesita publicar.
Hemos sintetizado 1100 productos nuevos, diseñados y probados por nosotros. En este laboratorio se diseñan los productos químicos, se sintetizan, se purifican y se identifican como compuesto que hemos creado. El siguiente paso es pasar al laboratorio y a cultivos celulares. Estudiamos cómo se produce la inhibición del crecimiento celular con estos nuevos compuestos que tenemos. Estudiando también el mecanismo por el cual se produce esa inhibición.
Una familia de compuestos puede ser de 300, vamos haciendo pruebas hasta que quedan muy pocos. Con estos compuestos finalistas comenzamos el trabajo en animales. Miramos si el compuesto es o no tóxico. Esto lo hacemos en la Universidad de La Laguna, a la que estamos muy agradecidos porque nos presta sus instalaciones para poder hacerlo.
Estudiamos su toxicidad y después en última etapa inducimos tumores humanos en ratones que tengan las características que necesitamos. En este caso cáncer de mama triple negativo. Un tipo de cáncer que no tiene tratamiento en este momento.
Vemos como los compuestos inhiben el desarrollo del tumor en los ratones que de otra forma crecerían sin control. En este punto estamos ahora. Ya hemos comprobado que funciona en ratones. A continuación tenemos que colaborar con empresas que están autorizadas por la agencia española del medicamento como proveedoras, y que son las que tienen los métodos y las cualificaciones suficientes para convertir el producto que funciona en ratones en algo que pueda usarse en humanos. A partir de ahí empiezan los ensayos clínicos en fase I, II, III y IV.
Nuestra idea es llegar hasta fase dos y luego pasárselo a una empresa grande que se gaste los 30 o 40 millones de euros que hacen falta para llevarlo a la clínica.